Sábado 17 de enero, 07:45 hrs. Eduardo nervioso, tiritaba de frío (siendo que a esa hora ya se sentía la tibieza de los rayos del sol), yo diría que más bien tiritaba de nervios, de emoción, porque había llegado el día que tan ansiosamente esperaba. Impaciente esperaba que el papá terminara de alistarse para que lo fuese a dejar al colegio, de donde partiría el bus en dirección a Los Patos, San Felipe, donde pasarán 7 días de amistad, actividad y aprendizaje de vida.
Yo, lo observaba, disimulando mi preocupación de madre y tratando que de mí sólo afloraran las mejores energías, mordiéndome la lengua para evitar consejos ya repetidos que le fuesen a molestar y aprovechándome de "su frío" para darle mis últimos abrazos y arrumacos con el pretexto de que sintiera calor.
Me enterneció verlo entrar sigiloso al dormitorio de su hermano, para despedirse con un beso...
Edu, estaré ansiosa por que me cuentes tus actividades y tus experiencias al regreso, te amo...
2 comentarios:
Te comprendo perfectamente, Claudia. ¡Ay, qué difícil es dejar partir solos a los hijos! Para nosotras siempre son nuestros niños pequeños y tememos mil peligros... pero verás que Eduardo se lo va a pasar genial y 7 días pasan en un santiamén.
Un abrazo
Ayssssssssssssss amigaaaaaaaaa tambien te entiendoooooo..tambien opase por el dia en que veia a mis hijos cruzar la puerta y yo quedaba con los nervios de punta...pasandome mil rollos...y rezando todo el santo dia pidiendo por mis hijos.....y ellos en campamento....pasandolo biennnnn ni se acordaban de ni siquiera rezar para pedir por ellos mismos jajajaja.. ellos lo pasan espectacular...pero uno siempre queda cona lgo apretado en el corazon...amiga que tengas una linda semana...
te mando un abrazo...
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