Hoy, domingo 30 de julio del 2006, mis hijos conocieron la nieve!!!
Y fué genial. Nunca les dijimos con Marcos que los llevaríamos a conocer la nieve.
Resulta, que muy cerca de acá, a poco menos de una hora en auto, nevó muy fuerte, por lo que los altos cerros de Olmué se nevaron; y ha hecho tanto frío (dicen que es una onda polar), que la nieve se ha mantenido. Por lo que decidimos llevarlos a que la conocieran.
Les dijimos, Marcos y yo, que iríamos a explorar a unos cerros de Olmué. Pero lo que no le calzaba a Eduardo era que me veía guardar ropa en bolsos, tres mudas para cada uno, por lo que me preguntaba a cada rato si nos quedaríamos a dormir allá. Yo le decía que no, que les llevaba ropa por si se ensuciaban, para poder cambiarles. Bueno, el asunto es que salimos de casa, junto a unos amigos y sus hijos, y emprendimos viaje... llevamos huevos duros, bebidas, galletas, pollito asado, café... incluso la mesita armable de camping, con sillas y todo, no!! si no era cualquier paseo!!! ... era el día que nuestros hijos conocerían la nieve. (Yo la conocí como a los 11 años). Los niños durmieron en el trayecto, pero cuando estábamos acercándonos a la zona de nieve justo despertaron y comenzaron a ver automóviles que llevaban monitos de nieve en el capó y se alegraron muchísimo... fué encontrar un buen lugar donde estacionarnos y bajarnos junto con los pisos del auto (para usarlos como trineo) y dejarnos llevar por la alegría, la emoción, el juego... fue muy lindo ver sus caritas de sorpresa, de novedad, de ilusión... de agradecimiento. Mateo no paraba de jugar con la nieve y eso que sus manitos estaban rojas de frío, pero se solucionó prontamente con un buen par de guantes. Eduardo no paraba de agradecernos porque pudo conocer la nieve. A cada momento nos decía que era un día maravilloso. Me voy a dormir feliz, con el corazón hinchado de alegría, porque una vez más pudimos cumplir los deseos de nuestros hijos.
Gracias Señor!!!
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